Si tuviera que describir en una palabra lo que fue para mí correr Patagonia Run, definitivamente elijo ´´SUPERACIÓN´´.
Les quiero contar un poco sobre lo que fue para mi transitar estos meses de post parto y cómo elegí aventurarme en esta carrera. Pero antes contarles algunas cosas que creo que te pueden ayudar, si estas transitando esta etapa.
La maternidad
Sin dudas ser madre requiere de mucho esfuerzo, energía, dedicación, además del amor incondicional que nace una vez que nuestro bebé llega al mundo. Sin embargo soy una fiel creyente que no tenemos que dejarnos de lado, en ningún momento.
Nuestro hij@ es súper importante, pero también lo es nuestra salud y es ahí en donde entra el deporte y la actividad física. Un motor que nos permite liberar hormonas de bienestar, que nos da la posibilidad de disfrutar la maternidad con otra energía, pero sobre todo nos ayuda a recuperar el tono muscular y a evitar molestias a futuro.
La actividad física
Como mujeres, hay muchas dudas con respecto a la actividad física, ya sea en el embarazo y en el post parto, por ejemplo qué tipos de ejercicio se pueden hacer, cuándo retomar la actividad, y cómo debe ser la progresión.
Son preguntas difíciles de responder y generalizar ya que depende muchísimo de cada mujer, que hacías antes de estar embarazada, si durante el parto realizaste actividad física y partiendo de esas dos aristas podemos hablar de qué camino tomar.
"Es importante después del parto volver a la actividad física de forma gradual y progresiva, escuchar al cuerpo por sobre todas las cosas".
Mi experiencia
En mi caso, después de la cesárea, empecé muy gradual a los 40 días a realizar movimientos sutiles, a prestarle atención al cuerpo, para mí era muy importante las sensaciones en cada postura, respeté el proceso y dejé que cada día los avances sean sutiles pero sin pausa.
En noviembre 2021, a los tres meses del nacimiento de Roma, después de un largo trabajo de fortalecimiento de suelo pélvico, salí a trotar. Recuerdo estar en la sierra de Balcarce y elegir ese entorno para hacerlo, porque no hay nada como trotar en contacto con la naturaleza. Sin embargo las sensaciones no fueron las más agradables y ésto tenía que ver con las lolas, el dolor y la sensibilidad que produce la lactancia en mi caso fue muy fuerte.
No estaba dispuesta a tirar la toalla, ya que para mí correr es 100% terapéutico, tuve días mejores que otros pero volver al running era una de mis metas para el 2022.
Empecé de a poco, con doble top, y a veces triple top para darle contención y que el impacto sea menor. Paso a paso, sin excederme en distancia, ni ritmo. A veces la cabeza quiere más que nuestra capacidad física y está bien escucharlo, pero no dejarse llevar por nuestra mente.
Por qué Patagonia Run?
En diciembre me llamó Mariano Alvarez, organizador de @patagoniarun y me invitó a participar en la carrera, una cuenta muy pendiente que tengo de hace años es correr los 42km pero en ese momento fui muy consciente de que no estaba en condiciones de prepararme así que elegí los 21, el desafío era enorme ya que hacía dos años que no trotaba más que unos minutos, pero siempre que te proponen un objetivo todo toma otra forma y otro color.
Los entrenamientos pasaron a ser más enfocados, a través de la planificación de @mindandbody360 y con los tiempos que Roma me lo permitía, ser madre y entrenar requieren de organización y una gran red de contención de personas que te ayuden a cuidar del bebe mientras estás enfocada en la actividad.
Después de tres meses de preparación sentía que no estaba lista, no solo porque el dolor de lolas seguía incomodando sino que también físicamente no me sentía preparada. Llegó el día de largar la carrera, todavía dudaba de mí, hace tiempo no me pasaba que desconfíe de mi capacidad física pero es que ahora mi cuerpo cambió y cuesta aceptarlo.
La carrera
A las 10.40am empezó la cuenta regresiva, todos gritando ´´diez, nueve, ocho …´´ se sentía la energía poderosa de la gente y las nubes que teñían el cielo de gris, ahí estábamos más de 1500 corredores a punto de largar en la base del Cerro Chapelco. El circuito empezó con una trepada que sin dudas en Buenos Aires no existe algo semejante, fueron largos metros de subir hasta entrar en un sendero de Mountain Bike y dejar que las piernas entren en calor y se acomoden al ritmo de carrera. Es increíble como cambia el correr cuando estás rodeado de personas y de un entorno tan mágico como la montaña de los Andes.
Pasados los 50 minutos estaba en el primer puesto de control (PAS) kilómetro 5.5, se me había pasado rápido, me sentía bien y sabía que se venía la parte más dura: SUBIR AL FILO. Me tomé la carrera con mucha tranquilidad, me encantaría decir que apreciando el paisaje pero estaría mintiendo porque el día cada vez se ponía más oscuro. Entrando en el km 7.5 una nube nos tapa por completo, el filo se asomaba y todos empezamos a mirar para arriba, una trepada descomunal, no había pierna que resista y ahí estábamos, dándolo todo, se sentía la respiración de las personas que subían, las pulsaciones se elevaban y yo pensaba ´´un paso a la vez, firme y estable´´. Finalmente logramos llegar a la cumbre.
Una vez que terminé ese ascenso me di cuenta que lo más difícil ya había pasado y que a partir de ahora todo era placer, las bajadas son mi fuerte, la montaña me encanta y aprovechaba cada descenso para dejarme llevar y en un abrir y cerrar de ojos veo el cartel que decía ´´últimos tres kilómetros´´, no quedaba nada, se había pasado tan rápido que empecé a emocionarme.
Cuando vi la pendiente y escuche la música supe que ya estaba cerca, apreté los dientes y aceleré, el corazón se me disparó, mi frecuencia cardíaca llegó al 80% y así me dejé llevar. Gente alentando con mucha fuerza, fue el motor para llegar hasta la meta con un sprint final que me dejó sin aire.
Lo mejor estaba por llegar, porque al terminar fui a buscar mi medalla más importante, el reencuentro con Roma y ese abrazo que demuestra que todo merece la pena.
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